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Una posible alternativa: los programas libres

Cuando se trata de elegir el software de nuestros colegios y universidades con el que nuestros hijos se iniciarán en la informática, no se está obligado a atenerse a los equívocos regalos de los cybermonopolistas. En lugar de un sistema privado que se cuelga cada dos por tres, cambia constantemente de versión sin razón alguna, y en el cual el código fuente no es accesible, se puede elegir un sistema libre, abierto y estable (es necesario saber que, contrariamente al prejuicio popular, los programas libres han tenido ampliamente la ocasión de ser probados [29]). Con dicho sistema todos los jóvenes pueden trabajar y aprender con toda seguridad, y permite que los espíritus curiosos adquieran una formación informática avanzada e inteligente, pues la disponibilidad del código fuente les permite ver cómo está hecho por dentro, e incluso ``desmontarlo'' y volverlo a montar si lo desean.

Y cuando se trata de equipar con sistemas informáticos a las grandes empresas, es mejor confiar en los programas en los cuales el código fuente y la documentación es constantemente verificada y puesta al día por una comunidad técnicamente competente, pudiéndose adaptar a sus necesidades particulares a bajo costo. Algunos estudios serios, llevados a cabo por consultoras expertas en informática, han evaluado las ventajas económicas y estratégicas que supone para las empresas basarse en los programas abiertos, en vez de atarse a los programas monopolistas (ver por ejemplo [30] y [31,32]). Se pueden encontrar muchos ejemplos de empresas en Europa que han puesto en práctica con éxito esta teoría, exportándola después al otro lado del Atlántico (ver [33] y la creciente lista [34])

Todo esto es posible sin invertir un céntimo, gracias al trabajo comenzado hace unos 15 años por Richard Stallman y la Free Software Foundation. El objetivo declarado de ésta era producir un sistema operativo enteramente libre, denominado GNU [35]. Este trabajo ha sido completado recientemente gracias al esfuerzo de miles de programadores competentes, que respondieron a la llamada de Linus Torvalds desde todos los países del mundo para contribuir en conjunto, sin fines lucrativos, a completar este sistema operativo libre, gratuito y abierto. Se trata de una versión de Unix conocida bajo el nombre de Linux (ver por ej. [36,37]), aunque sería probablement mas justo llamarle GNU/Linux [38], como se hace en este artículo. La historia de GNU/Linux es de aquellas que no se cuentan sin recordar palabras que deberían ser queridas no solamente por los franceses: libertad, igualdad, fraternidad. Se puede encontrar todo tipo de software para este sistema: servidores Web, máquina virtual Java, emuladores DOS, los útiles GNU, incluso paquetes ofimáticos. Y no hay que pagar nada para obtener estos productos de base. La Comunidad Europea podría tambien dar un apoyo a este positivo fenómeno: una suma de algunas docenas de millones de francos, cifra irrisoria en la escala del presupuesto europeo, permitiría, si es bien utilizada, terminar rápidamente proyectos como GNUStep [39], favorecer el desarrollo de GNU/linux y establecer una plataforma abierta y de calidad para tener paquetes ofimáticos interoperables.

La elección de un sistema abierto y libre puede neutralizar el impuesto sobre la información y también favorecer el empleo y hacer a nuestras empresas mas competitivas. El dinero que ya no se esfuma (en Windows) puede dedicarse a la actividad productiva y a financiar los contratos de mantenimiento con empresas locales de servicios informáticos, las cuales pueden adaptar el sistema a las necesidades específicas de las empresas. Esto puede crear un verdadero espacio de crecimiento y de empleos cualificados para ingenieros, los cuales serán ahora responsables de la calidad de su producto. No como los comerciantes mal pagados que intentan vender un producto sobre el que no tienen ningún control, y del cual los beneficios van a parar a otra parte.

En Francia, los empleos de este género serán indispensables en un futuro venidero, si queremos que funcionen las futuras redes informáticas instaladas en las escuelas, dentro del cuadro del Plan Internet para Todos. Es necesario a cualquier precio evitar cometer de nuevo el error del ``gurú en la caja'': esta creencia de que el manual de instalación transmite toda la sabiduría necesaria para la utilización de una computadora. Creencia que acabó convirtiendo un número incalculable de computadoras Thomson del Plan Informático para Todos de 1981 en unos caros pisapapeles.


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1999-07-10